La industria turística, como muchas otras, ha sido afectada por la crisis sanitaria de COVID-19. Empresas, negocios y emprendedores redujeron sus actividades para operar bajo estrictas medidas, mientras que otras pararon por completo. Algunas idearon la forma de llegar a sus clientes incursionando en canales (redes sociales, aplicaciones, servicio a domicilio), otras ampliaron su oferta de productos para satisfacer las necesidades actuales y continuar vigentes en el mercado. Lo que hoy nos deja un aprendizaje: adaptación.
El cambio es la transición de un individuo, objeto o situación de un estado inicial a otro. La emergencia sanitaria por la que atravesamos es un parteaguas en muchos sentidos para repensar la manera en la que hacíamos negocios. Lo anterior tiene que ver con la capacidad de adaptación de las organizaciones, y nosotros como individuos, a las transformaciones del ambiente tanto interno como externo a través del aprendizaje.
Para reafirmar lo anterior, regresemos a algunos de los momentos más críticos en la escena mundial en los que la industria turística vio surgir a grandes compañías. El primero a inicios de 1957, justo en medio de la Guerra Fría apareció el virus de la influenza A (H2N2) en países asiáticos y llegó a Estados Unidos en el verano. En este contexto, Jay Pritzker compró la participación de Von Dehn en el hotel Hyatt House para convertirlo en una propiedad de lujo. Junto a su hermano, los Pritzker adquirieron inmuebles cercanos a aeropuertos y llevaron a cabo grandes cambios en su estructura y operación para convertirse en la cadena hotelera de más rápido crecimiento en el país.
Otra compañía que surgió en medio de una gran crisis financiera fue Airbnb, cuando en 2008 colapsó el sector inmobiliario en Estados Unidos. Joe Gebbia y Brian Chesky vieron la oportunidad para alquilar camas inflables más desayuno en su piso a través de un sitio web. Al lado Natahn Blecharczyk, lo convirtieron en un negocio, que hasta el año pasado estaba valuado en 31 mil millones de dólares.
Hoteles que adaptaron sus instalaciones para ofrecer espacios seguros como oficinas en otros países. Tiendas de conveniencia que ampliaron su catálogo de productos básicos para vender insumos médicos como gel antibacterial y cubrebocas. Escuelas de idiomas que hasta entonces habían brindado servicios presenciales, entendieron que ante un panorama que depende de la libertad o restricción de actividades, implementaron la modalidad de enseñanza en línea.
Aprovecha tus recursos para diversificar no solo tus productos y servicios, sino explora otros canales de venta. Actualmente, los negocios han habilitado WhatsApp para atender a los clientes. Utiliza esta herramienta y comparte promociones exclusivas con tus compradores. De este modo, lograrás sumar más contactos a tu base de datos a los que puedes consentir con contenido exclusivo.
Como resultado de la crisis, algunas empresas prescindieron de oficinas. Si eres propietario de un hotel o restaurante acondiciona un espacio que sirva como sala de juntas o de trabajo y ofrécelo como un área segura que cumple con los estándares de limpieza y ofrece conexión inalámbrica y demás facilidades para llevar a cabo reuniones o simplemente para que la gente que no acostumbra a trabajar todos los días desde casa, salga cuando sea posible. Adicionalmente, puedes armar paquetes en los que incluyas desayuno, comida o bebidas.
Si bien en el ambiente hay confusión, incertidumbre, crítica a si se toman buenas o malas decisiones, nostalgia por cómo era la vida antes de la pandemia, lo cierto es que la comunicación y participación de todos es fundamental en la creación y ejecución del cambio. Y tú, ¿cómo enfrentas los cambios? Recuerda que si del cielo caen limones… las oportunidades son muchas.
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